• Remesadoras dicen que el Banco Central aplicó un servicio de retiro de dólares en efectivo que ha mejorado el acceso a las divisas

       La tasa de cambio parece haberse quedado detenida en la última semana en torno a los 58 pesos por dólar, tras haber andado una carrera que provocó una depreciación de 5 % en un mes.

El Grupo Vimenca, uno de los mayores agentes remesadores del país, señaló este martes en un comunicado que el Banco Central puso a disposición de las instituciones financieras el servicio de retiro de dólares en efectivo, una medida que, según aseguran, ha mejorado «significativamente en la disponibilidad de esta moneda».

La escasez de dólares estaba obligando a estas instituciones a entregar las remesas familiares en moneda local. Las remesadoras estaban cambiando la divisa estadounidense a 58.99 pesos por dólar este martes, una tasa por encima del referencial del Banco Central que para el mismo día estaba a 58.10 pesos, e incluso mayor a la de 58.45 pesos por dólar a los que vendían la divisa por ventanilla los bancos y otras entidades financieras hoy.

No obstante, Vimenca indicó en su comunicado que confía en que la medida del emisor resolverá la situación. Entre el viernes y el martes la tasa de cambio en las agencias remesadoras bajó de los 59.08 pesos por dólar hasta los 58.99 pesos que registraba hoy.

El cierre del sector turístico, que aporta casi un tercio de las divisas que ingresan al país, ha provocado una crisis del flujo de dólares hacia el país. El COVID-19 no solo ha impactado la actividad turística, sino también al mercado de trabajo en todo el mundo.

En Estados Unidos, donde viven más de dos millones de dominicanos, un total de 20.9 millones de personas percibían el subsidio por desempleo a finales de mayo. La pandemia ha llevado a que dos tercios de la fuerza laboral de la mayor economía del mundo estén recibiendo ayudas del gobierno estadounidense.

Esa situación tiene sus consecuencias palpables en República Dominicana debido a la dinámica de las remesas familiares que reciben dominicanos en el país de sus parientes en Estados Unidos y desde otros países donde hay una alta presencia de nacionales.

Este martes el Banco Central de la República Dominicana reportó que durante los primeros cinco meses del año el flujo de remesas familiares se redujo en -4.6 % con respecto al mismo periodo de 2019. Entre enero y mayo entraron 2,737 millones de dólares, unos 133.3 millones de dólares menos que lo registrado en ese lapso del año pasado.

La reducción en el ingreso de las divisas que normalmente atrae el turismo y que también llegan con los envíos de remesas familiares queda en evidencia en el monto de los ahorros en dólares del país.

Las reservas internacionales registraban hasta la semana pasada un nivel de 7,633.3 millones de dólares, un resultado que revela la incidencia que ha tenido el COVID-19 en las finanzas del país. Se trata de una caída de 13.7 % con respecto a los 8,781.4 millones que se registraban en diciembre pasado.

La presión sobre la oferta de divisas no había sido mayor debido a la caída de los precios petroleros que se había registrado en los últimos meses, pero esa historia comienza a cambiar. El petróleo de Texas, el referencial de Estados Unidos, cerró este martes en 38.38 dólares, tras una seguidilla de subidas del precio del hidrocarburo en los mercados internacionales. No obstante, todavía se encuentra por debajo de los 59.1 dólares promedio a los que el gobierno dominicano inicialmente calculó el presupuesto de este año.

Las nuevas estimaciones sobre las perspectivas macroeconómicas son desconocidas. Aunque el Ministerio de Hacienda entregó este fin de semana el presupuesto complementario 2020 que recoge los cambios en las estimaciones de ingresos y gastos del país para este año debido a la pandemia, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo colgó en su página web -con casi tres meses de retraso- el documento Marco Macroeconómico correspondiente a marzo de este año, en el que indicó que no había «información suficiente y confiable» como para proyectar «un marco financiero y presupuestario con los niveles de certidumbre y rigurosidad

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