Teresa Guerrero,  Madrid >

Lo logró, pero con problemas. El robot Philae ha conseguido posarse sobre la superficie helada del cometa 67/Churyumov-Gerasimenko. Con exquisita puntualidad, la señal llegó a la Tierra 28 minutos y 20 segundos del aterrizaje, que se produjo a las 16.35, hora peninsular española.

Sin embargo, tras el júbilo inicial del exitoso aterrizaje, se ha comprobado que no todo ha salido como estaba previsto. Según han reconocido los responsables de la misión, los arpones de Philae no se han disparado, y por lo tanto, el robot no ha podido anclarse a la superficie del cometa como estaba previsto.

Según informa la propia ESA en su cuenta de Twitter, se «están buscando opciones» para solucionar este problema. También lo han confirmado en la cuenta de Philae: «Estoy en la superficie pero mis arpones no han funcionado. Mi equipo está trabajando duro para tratar de saber por qué», han escrito.

Los científicos celebran la llegada del robot al cometa desde el centro de la ESA en Madrid SERGIÓ ENRÍQUEZ-NISTAL

Durante los minutos previos a la confirmación del aterrizaje, se vivió una gran expectación en la sala del Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA (ESAC), de Villanueva de la Cañada (Madrid), abarrotada de periodistas y científicos, que estallaron en aplausos a las 17.02, al mismo tiempo que los investigadores que desde el Centro de Operaciones de Darmstadt (Alemania) recibían la señal desde el espacio.

«Es un gran salto para la civilización humana«, proclamó Jean-Jaques Dordain, director general de la ESA, tras el exitoso aterrizaje. Y es que las maniobras se han producido a nada menos que 510 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, en un lugar entre las órbitas de Júpiter y Marte, y orbitando un cometa que viaja a unos 18 kilómetros por segundo.

En el hall de ESAC, las copas y las botellas de cava ya estaban listas para brindar por este hito de la carrera espacial: por primera vez, un objeto creado por el hombre ha logrado aterrizar en un cometa. «La misión Rosetta es una prueba de lo que podemos conseguir cuando trabajamos juntos», declaró minutos antes del aterrizaje el español Álvaro Giménez, director de ciencia y exploración robótica de la ESA, desde el centro de Darmstadt, desde donde se coordinó la operación y se retransmitió la señal a otros centros de la agencia espacial involucrados en la misión.

El robot Philae, tras desprenderse de la sonda ‘Rosetta’.

El miércoles por la mañana, los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) dieron la luz verde definitiva al inicio de la que fue la fase más espectacular de su ambiciosa misión Rosetta: El intento de aterrizaje en el cometa.

Como estaba previsto, la separación de las naves comenzó a las 9.35, hora peninsular española, y la confirmación de que se había completado con éxito llegó a a las 10.03, pues la señal tarda 28 minutos y 20 segundos en recorrer los 500 millones de kilómetros de distancia que hay con la Tierra.

Durante la pasada madrugada, los principales responsables de la misión, reunidos en varios centros de la ESA y coordinados desde ESOC, comprobaron en varias ocasiones que los complejos cálculos que tuvieron que realizar eran correctos y que todo estaba preparado para intentar el aterrizaje. El único contratiempo fue la detección de un posible fallo en el sistema de aterrizaje de Philae aunque al tratarse de un sistema secundario, se decidió seguir adelante.

La confirmación definitiva para iniciar las maniobras llegó poco antes de la 8 de la mañana, tras completar con éxito el último Go-No Go. En inglés, los ingenieros denominan Go-No Go , a la decisión de llevar adelante una misión o posponerla. En el caso de Rosetta llevaron a cabo varios durante la noche para ir confirmando paulatinamente que todos los sistemas funcionaban correctamente: que la nave estaba situada en la trayectoria correcta, que los comandos de separación y la sonda, respectivamente, estaban preparados para la separación, que el robot Philae estaba listo para la separación y para el aterrizaje, la premaniobra de separación y la luz verde final.

El más mínimo error o contratiempo podría hacer fracasar la misión, así que cabía la posibilidad de que decidieran abortar el descenso del módulo y posponerlo un par de semanas. «Sabemos que dentro de dos semanas estaremos en la misma posición», declaró Paolo Ferri, uno de los responsables de la misión, en un acto celebrado el martes por la tarde con los científicos de Rosetta repartidos por varios centros de control de la ESA. «Estas 24 horas [previas al aterrizaje] son las más difíciles y críticas», añadió Ferri,

Un grupo de científicos celebra el aterrizaje de Philae en la sede de la Agencia Espacial Francesa en Toulouse. AFP

El robot Philae, un cubo de 100 kilogramos de peso, aterrizó en una zona cuidadosamente seleccionada por los científicos que está situada en el lóbulo más pequeño de Chury, como está empezando a ser conocido popularmente. La zona, denominada J, fue bautizada por votación popular como Agilkia.

Actividad imprevisible

Pese a que el terreno tiene menos pendientes que otras zonas del cometa, su orografía presentaba muchos retos que podían dificultar la misión. Además, pese a que Chury está ahora lo suficientemente lejos del Sol (a 446 millones de kilómetros de distancia) como para que el robot pueda llevar a cabo su trabajo, los científicos advirtieron que la actividad del cometa era imprevisible y podía aumentar de forma repentina la emisión de polvo y gases, dificultando el aterrizaje.

Además de desde ESOC, en Darmstadt, se vigiló el descenso del robot Philae desde el Centro de Control del Módulo de Aterrizaje, en el DLR, en Colonia (Alemania) y desde el Centro de Operaciones Científicas y de Navegación del Módulo de Aterrizaje del CNES, en Toulouse, (Francia).

El madrileño Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), situado en Villanueva de la Cañada, también tiene un papel destacado en la misión Rosetta, en concreto, de su parte científica. Los investigadores han seguido desde allí el desarrollo de las maniobras.

Rosetta habrá escrito entonces un nuevo capítulo en la historia de la exploración espacial. Lo consiga o no, la misión en el cometa continuará. La nave Rosetta acompañará a Chury en su viaje hacia el Sol para ser testigo de cómo estas rocas heladas se transforman a medida que se acercan al astro rey.

elmundo.com

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