El Partido Revolucionario Dominicano y su candidato presidencial, Miguel Vargas, enfrentan ahora una poderosa “quinta columna” que presiona por un apoyo casi incondicional al abanderado del PRM, Luis Abinader, o en el peor de los casos que se formule un acuerdo para llevar candidaturas comunes en los niveles congresual y municipal previo a una eventual alianza de segunda vuelta.

Una corriente mayoritaria, sin embargo, prefiere un acuerdo electoral “de amplio espectro” con el Partido de la Liberación Dominicana que le garantice al PRD “representación digna” en el Senado, en la Cámara de Diputados y en los ayuntamientos, en atención a la propuesta de gobierno de unidad nacional que sugiere el Presidente Danilo Medina como fórmula a una transición del liderazgo político nacional.

“Ö Lo que no podemos es correr el riesgo de ir a unas elecciones condicionadas por una brutal campaña de descrédito contra el candidato presidencial de nuestro partido propiciada precisamente por quienes buscan ahora nuestro apoyo. Resulta simplemente irracional pretender que en el PRD apoyemos a quienes se apandillaron hace dos años para dividir el partido”, comentó a La Tecla uno de los dirigentes más allegados a Vargas.

“Nosotros estamos formulando una boleta nacional atractiva, concitando el apoyo de otras organizaciones en el Pacto de La Esperanza e incorporando figuras descollantes que desean participar en este proceso electoral”, declaró el candidato Miguel Vargas cuando fue consultado sobre la propuesta de gobierno de unidad nacional que hace el Presidente Medina revelada por Listín Diario el pasado domingo.

De paso el presidente perredeista restó importancia a las presiones internas que buscan el apoyo de su partido a la candidatura de Abinader, pero sin descartar la posibilidad de que las fuerzas opositoras se unan en un amplio bloque electoral siempre que el PRD lo encabece en su condición de partido mayoritario.

Neney Cabrera y Alfredo Pacheco, que nunca se definieron en los momentos más difíciles de la pasada división, presionan internamente para que el PRD asuma la candidatura de Abinader en un apoyo puro y simple que incluya una boleta común a ambos partidos en los niveles congresual y municipal.

Para la boleta del Distrito Nacional proponen a David Collado como candidato a alcalde y a Digna de Pacheco como vicealcaldesa; a Neney Cabrera como candidato a senador, y a Pacheco como diputado por Cristo Rey… y que el resto de las candidaturas menores se distribuyan en partes iguales entre seguidores de Vargas, Hipólito y Abinader.

“O sea, que cuatro personas sin representación en ninguno de los dos partidos ocupen las principales candidaturas del Distrito Nacional en una supuesta alianza imposible de concretarse…”, comentó un allegado a Vargas consultado este sábado.

Neney se mantuvo indeciso por más de un año después que se produjo la salida de Hipólito y Abinader del PRD, mientras Pacheco reasumió la presidencia perredeista en el Distrito hace apenas unos meses. Collado se marchó al PRM.

Cuando a Miguel le hicieron el planteamiento– agregó la fuente–, ni siquiera terminó de escuchar y se levantó de su silla para dar por concluida la reunión que luego fue calificada de afrentosa por seguidores del propio Vargas, entre ellos el secretario general Tony Peña Guaba, la viuda de Peña Gómez, Peggy Cabral, y el vocero del partido, Víctor Gómez Casanova.

Para otros que estaban ausentes, como Fiquito Vásquez, se trató de “una propuesta indecente” que merecía una respuesta mucho más contundente por parte del presidente del partido, cuya postura “sólo la explica su decencia y buena educación”.

Como respuesta a las presiones para apoyar a Abinader, Vargas ha reaccionado instruyendo a sus seguidores a que agilicen el proceso de escogencia de las candidaturas congresuales y municipales en todo el país para terminar de estructurar la boleta del PRD que tiene el atractivo de estar situada en la casilla uno. De igual modo, autorizó el lanzamiento del diputado Gómez Casanova como candidato a senador por el Distrito Nacional.

La idea es que los candidatos avancen con sus propuestas y que se trate de dirigentes leales al partido que asuman el compromiso de saber que deben sacrificar sus aspiraciones “si las circunstancias se lo exigen”. Esas “circunstancias” son obvias en un partido abierto a negociar candidaturas dentro de posibles alianzas con otras organizaciones.

Dirigentes con méritos políticos, como Peggy Cabral, Julio Maríñez, García Duvergé, Henry Sarraf, Junior Santos, serían propuestos para encabezar la boleta electoral en demarcaciones importantes por su número de votos. Peggy sería la candidata a senadora por San Cristóbal, donde residió por años junto a su esposo Peña Gómez y donde se le conoce bien porque en las congresuales de 2010 fue también candidata a esa posición.

Lo mismo ocurrirá en la provincia de Santo Domingo con sus cuatro municipios, donde Vargas ha estimulado el lanzamiento de candidaturas a algunos de sus allegados y más leales seguidores que jamás se negarían a renunciar en caso de que lo impongan acuerdos de alianzas posteriores.

La semana que finaliza fue pródiga en contactos políticos en el más alto nivel para tratar de estructurar “la gran alianza unitaria” que propone el Presidente Medina a los fines de ofrecer al electorado un gobierno de unidad nacional que paute la agenda del próximo cuatrienio y garantice la transición hacia un nuevo liderazgo político.

El propio Danilo ejecuta paso a paso el itinerario de un camino difícil por todos los intereses que se mueven en su entorno y que se dificulta mucho más por las particularidades de cada organización o liderazgo individual contactado con ese fin los últimos quince días.

“Lo único que podemos decir es que las cosas van saliendo bien y que hemos avanzado mucho…”, comentó un allegado al Presidente Medina el pasado viernes.

El propósito es que los tres principales partidos y sus aliados de la periferia asuman un programa común de gobierno y compartan el Congreso, los ayuntamientos y eventualmente el Poder Ejecutivo para asumir en conjunto “los retos que demanda el proceso”, entre los que se cita la renovación de las altas cortes y la escogencia de una nueva Junta Central Electoral.

En menos de dos años tiene que integrarse una nueva Junta Central Electoral, u nuevo Tribunal Superior Electoral y renovarse el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte de Justicia, además de la Cámara de Cuentas. Para ello lo ideal fuera establecer consenso entre todas las formaciones políticas, el liderazgo social y empresarial y la sociedad civil a través de sus órganos más representativos.

Un gobierno de unidad nacional sería fundamental en esa coyuntura, y es ese el planteamiento de Danilo y de quienes le asesoran en ese proceso.

César Medina
Ciudad de Panamá

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