Prisión domiciliaria al dueño de la clínica “abortera”, tres meses de cárcel a un matasanos “médico” impostor y una multa al chofer que botaba como basura a los niños en gestación asesinados en el útero de las madres, constituye una sentencia mostrenca que tiene que ser revisada y anulada cuanto antes por orden de la Corte Suprema.

Sobre todo, porque el propietario de esa clínica –llamada Centro Médico Nacional, que opera en el mismo corazón de Villa Consuelo, Agustín Hung Guillén–, es reincidente en ese tipo de crimen, ha sido sometido a la Justicia por el mismo delito en otras ocasiones, y su establecimiento cobró fama en el vecindario como carnicería infantil.

Los términos podrán parecer duros y exagerados, pero es la definición que le dan los vecinos que a diario veían desfilar a niñas y adolescentes para abortar en manos de unos sujetos con batas blancas que se hacían llamar médicos y enfermeros para interrumpir embarazos con métodos inhumanos y deshacerse de las criaturas como basura en vertedero.

Por eso luce inexplicable que sólo unas horas después de que la Policía apresara a los propietarios y autores de esta acción criminal, la Justicia los haya puesto en las calles de vuelta como si nada hubiese pasado, sin investigar siquiera la magnitud del daño que han podido provocar.

Tal vez el juez José Alejandro Vargas, de Atención Permanente del Distrito Nacional, recibió un expediente incompleto y no bien sustanciado, pero su deber era investigar con mayor profundidad declarando el caso complejo si así lo exigían las circunstanciasÖ Nunca haber sido tan benigno con “médicos” reincidentes en un hecho tan abominable.

…Que den un ejemplo
El presidente de la Suprema Corte, Mariano Germán, el procurador Domínguez Brito, y el director general de la Policía, Peguero Paredes, tienen que dar un ejemplo en este caso y establecer legalidad para que los individuos involucrados en este caso no puedan abandonar la cárcel.

De entrada, lo procedente fuera que la medida sea recurrida por el Ministerio Público y que al mismo tiempo Germán disponga que la sentencia evacuada por el juez Vargas sea investigada para establecer fallas de origen, si las hubiera, con el propósito de anularla.

En particular, para establecer si el juez tomó en consideración la condición de reincidente que precede al doctor Hung Guillén, a quien una vez se le suspendió el exequátur por el mismo delito.

Eufemismo del grillete
La sentencia que dicta la imposición de “grillete y prisión domiciliaria” para el doctor Hung Guillén, constituye una mentira por partida doble. Porque al escucharlo de esa forma parecería que se le aplican sanciones condignas a su crimenÖ

Pero no es verdad. Porque el grillete no existe en la penalidad legal dominicana, aunque en el caso de este matasanos más que se justificaría. Como también es eufemístico el sistema de prisión domiciliaria.

Aquí apenas se encuentra en proceso experimental la práctica del brazalete que tiene la intención de determinar cuando un recluso en “prisión domiciliaria” viola el perímetro de su confinamiento. Pero resulta que ese tipo de reclusión tampoco tiene forma de que se pueda cumplir.

Porque los “reclusos” en semejante privilegio no son vigilados por la autoridad y ni siquiera se les da seguimiento una vez abandonan la prisión.

¡O sea, todo es burda mentira con ribetes legales!

César Medina.
lobarnechea1@Hotmail.com.

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