Washington,
Líderes republicanos de EEUU evitaron ayer la revuelta de algunos delegados opuestos a la candidatura presidencial de Donald Trump, que querían que los representantes en la Convención Nacional del partido votaran al nominado que dictara su conciencia y no el resultado de las primarias en su estado.

Con la excusa de unas impresoras rotas, el Comité de Reglas de la Convención Republicana, que comienza este lunes en Cleveland (Ohio), se tomó un receso de cuatro horas en el que, según varios medios estadounidenses, algunos dirigentes de la formación negociaron la retirada de una enmienda del movimiento «Never Trump» (Nunca Trump).

La propuesta, que quería presentar la delegada de Colorado Kendal Unruh, necesitaba 28 votos para poder ser considerada en el pleno de la Convención, pero el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, se oponía a ella con el objetivo de evitar escenificar falta de unidad en público.

Según fuentes consultadas por la publicación conservadora National Review, Ken Cuccinelli, ex fiscal general de Virginia y promotor de la candidatura fallida del senador Ted Cruz, facilitó el acuerdo al reconocer que no iban a conseguir 28 de los 112 votos del Comité de Normas para forzar la rebelión.

Priebus y el senador de Utah Mike Lee negociaron en secreto el fin de la presentación de la enmienda contra Trump a cambio de concesiones en la redacción de normas con el horizonte de 2020, cuando se celebrarán las próximas elecciones presidenciales.

Unruh sostiene que los delegados siguen manteniendo el derecho, defendido por la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU, de votar lo que dicte su conciencia durante la Convención y no en línea con el resultado de las elecciones primarias de sus respectivos estados, ya que el partido es una organización privada.

La intención del movimiento para liberar a los delegados era allanar el camino a un candidato alternativo a Trump, que ha ganado de manera decisiva en el proceso de primarias y cuya nominación está más que asegurada, pese a que muchos pesos pesados del partido, como los candidatos presidenciales de 2008 y 2012, John McCain y Mitt Romney, no comulgan con las ideas del magnate neoyorquino.

EFE

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