La República Dominicana bien podría llamarse el país de las mafias, puesto que lo que ocurre aquí es fruto de un desorden generalizado y parece que ninguna autoridad puede hacerle frente.

Los hechos se suceden uno tras otro, y vemos la impotencia de los dominicanos ante una situación que se generaliza porque los delincuentes actúan a sus anchas y encuentran la complicidad de las autoridades.

Recientemente, a dos meses del Banco Central poner en circulación las nuevas papeletas de dos mil, mil, 500, doscientos y cien pesos, ya una mafia bien organizada tenía el mercado inundado de papeletas falsas, y aunque se apresaron tres jóvenes con grandes cantidades de las mismas, todo ha quedado ahí y ahora sale a relucir que los falsificadores están poniendo a circular nuevamente el dinero falso.

Sin embargo no se apresó a los falsificadores que los organismos de seguridad deben saber quiénes son y donde tienen instalados sus talleres para falsificar dinero.

Lo de las tarjetas de crédito, ni decir en los mismos negocios donde tu compra los empleados te la copian para luego confeccionar una con tus datos y comprar con la misma en prejuicio tuyo.

Hace unos meses se apresó un conocido dirigente político, quien a decir de las autoridades era el zar de los medicamentos alterados y que obtuvo ganancias multimillonarias vendiendo incluso al Estado medicinas falsas o vencidas, a los cuales les colocaba nuevas etiquetas.

Fue una lucha constantes de los propietarios de laboratorios y los dueños de farmacias para que las autoridades actuaran para desmantelar esta red que estafaba hasta al mismo Estado, el caso está en los tribunales, pero este señor se hizo multimillonario con este ilegal negocio y poniendo en peligro la vida de los dominicanos.

Se habla de la gran mafia que controla el negocio de la electricidad en el país, integrada por extranjeros, y quienes incluso han intentado boicotear la instalación de dos unidades que funcionaran con carbón y que construye el gobierno, porque ellos entienden que sus beneficios se reducirán.

Pero esa mafia llega tan lejos que hay una empresa a la que hay que pagarle aunque sus unidades estén apagadas y por más dinero que el gobierno paga, siempre tiene deuda, esto es lo de nunca acabar.

No hay forma de que un vehículo que usted importe llegue completo a su destino final porque en los puertos, una mafia se encarga de quintarle hasta los neumáticos, el Radio, y otras piezas importantes y aunque las denuncias son generalizadas, no hay forma de acabar con esta red mafiosa que actúa a sus anchas en nuestras aduanas.

Una mafia generalizada se encarga de falsificar y poner en circulación las revistas de vehículos y esto ocurre a cualquier hora, pero no hay una persona presa, a pesar de que actúan al frente de todos.

Una real mafia actúa a la vista de las autoridades para despojar a sus ciudadanos de sus propiedades donde se involucra a jueces, fiscales, abogados y alguaciles y son decenas las pruebas de lo que ocurre, pero no hay una autoridad que se decida a enfrentar esta situación.

Hombres de negocios, jugadores de grandes ligas y figuras artísticas han sido víctimas de esta mafia y son muchos los que han quedados sin un centavo fruto de esta situación.

Aunque han disminuido un poco, aún persiste la práctica de unos vivos de ocupar terrenos ajenos y con la ayuda de abogados mafiosos logran obtener títulos falsos y con la complicidad de la justicia, despojan a los reales dueños de los mismos.

Todos recordamos la mafia que existía con el robo de vehículos, los cuales eran usados por oficiales de la policías quienes llegaban incluso a asignárselos a sus amantes.

El robo de vehículos en el país es manejado por un grupo que una hora después ya lo tienen desmantelados y vendidos por piezas en reconocidas tiendas de repuestos. Hasta cuándo vamos a seguir en esta situación.

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