Aunque pareciera que el Estado Islámico emergió de la nada, su historia comienza con la invasión de Irak en 2003 por las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos, que derrocaron al régimen de Sadam Husein, según afirman expertos.

«En Oriente Medio una forma de tiranía frecuentemente remplaza a otra», dijo el senador estadounidense Rand Paul en una conferencia conservadora celebrada el viernes pasado.

«Cuando déspotas seculares son derrocados, viene el caos y el islam radical gana fuerza», explicó.

La guerra destruyó la infraestructura del país, instaló un Gobierno que no representaba a la gente, en particular a las minorías, y encarceló a miles de personas que EE.UU. consideraba radicales.

El Estado Islámico (EI) se formó en el 2006 como un pequeño grupo insurgente para sabotear a los militares estadounidenses, pero carecía de financiación o habilidades de reclutamiento.

Sin tener mucho éxito en Irak, el grupo pasó a Siria en 2009, donde logró afianzarse tras el estallido de la guerra civil en 2011. Para 2013, EE.UU. y sus aliados empezaron a armar a los grupos de la oposición armada que luchaban contra el Gobierno de Bashar al Assad.

Al cabo de menos de un año estas armas ya se encontraban en manos del EI, dado que los insurgentes pasaron a engrosar las filas del grupo yihadista. Para junio del 2014, el EI reapareció en Irak.

Financiación

Las ganancias del movimiento extremista llegan de la venta en el mercado negro del petróleo de los pozos que el EI ha capturado en Irak y Siria.

El grupo gana más de un millón de dólares diarios, según últimos informes. EE.UU. y sus aliados están bombardeando los pozos petroleros controlados por los islamistas en su afán de privarles de las fuentes de financiación.

«Se puede quemar, hacer volar los pozos y dañar el oleoducto, pero se pueden arreglar en 90-120 días dependiendo de los daños», afirmó Marin Katusa, jefe de estrategias de inversiones energéticas de la asesoría Casey Research.

El crudo obtenido por el EI se vende en el mercado negro de los países adyacentes.

«Compramos un camión cisterna de 26 a 28 toneladas por 4.200 dólares. Lo vendemos en Jordania por 15.000 dólares. Cada traficante maneja ocho cisternas por semana en promedio», contó a ‘The Guardian’ Sami Jalaf, un traficante petrolero y exagente de inteligencia durante el régimen de Sadam Husein.

Según él, se paga a los corruptos guardafronteras 650 dólares por cruzar cada paso fronterizo.

El Ejército iraquí

Al regresar a Irak desde Siria, el EI encontró mínima resistencia por parte del Ejército iraquí entrenado por EE.UU. y dejado al cargo de la seguridad en el país tras la retirada de los militares estadounidenses.

Con la disolución del Ejército de Husein en 2003, las Fuerzas Armadas del país perdieron a la cúpula y los jefes militares experimentados en conflictos previos.

Además, en medio de los escándalos de corrupción y favoritismo durante el mandato del ex primer ministro Nuri al Maliki se reveló la existencia de 50.000 ‘soldados fantasmas’ que no sirven o no existen, pero que son financiados.

Estos factores permitieron al EI avanzar rápidamente en Irak, robar millones de dólares e incautarse de toneladas de material bélico dejado por EE.UU., incluidos lanzagranadas, carros de asalto y vehículos blindados.

RT

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