Los dominios del Rey Midas criollo llegan a Panamá y Haití
SANTO DOMINGO, RD.- Es mucho lo que se puede hacer cuando se surge del anonimato, como el senador peledeísta por San Juan, Félix Bautista, y se logra alcanzar tanto poder y fortuna como un emperador criollo, capaz de acrecentar su patrimonio con una rapidez geométrica en sólo dos períodos de gobierno y convertirse en inversionista en minería y construcción en Panamá y en Haiti.
Comprador de bienes raíces y admirador de beldades, Félix Ramón Bautista Rosario, se hace rodear por ex reinas de belleza. Cuando fue director de la Oficina Fiscalizadora de Obras del Estado y tenía oficina en el Palacio Presidencial, entre los hombres era motivo de envidia la belleza de las mujeres que le rodeaban.
En 1996, Bautista –uno de los pocos funcionarios que, según los corrillos peledeístas, puede entrar en el despacho del presidente Leonel Fernández sin anunciarse- presentó ante el entonces Departamento de Prevención de la Corrupción (Depreco), una declaración jurada de bienes en la que daba fe de que sus posesiones muebles e inmuebles ascendían a 547 mil pesos.
Su figura diminuta hoy se mueve entre la grandeza de los palacios y las torres de apartamentos. Odia el ruido ajeno. Se le atribuye la propiedad de una casa en La Castellana que fue ampliada al comprar un terreno vecino.
Las cámaras de seguridad vigilan las calles laterales de esa mansión donde, se dice, a veces duerme este hombre de confianza del entorno presidencial que en 1999 a veces renunciaba a la prerrogativa de tener chofer para conducir él mismo la yipeta que tenía asignada.
La buena fortuna, sin embargo, dejó de sonreírle en el 2000. El ascenso al poder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) significó para Félix Ramón Bautista Rosario la apertura de una acusación por sobre valuación de la carretera San Juan-Vallejuelo. Esta se convertiría en la primera pero no en la última vez que lo señalarían por un manejo inadecuado de fondos públicos.
Un expediente criminal por presunta estafa de más de 50 millones de pesos contra el Estado Dominicano y una investigación dieron como resultado que el Rey Midas del Partido de la Liberación Dominicana fuese enviado a la cárcel preventiva de Najayo.
Allí, a pocos metros del hacinamiento en que sobrevivían otros reos, nadie podía sospechar que cinco años después volvería a convertirse en un poderoso funcionario ese preso común que una tarde aprovechó una visita del procurador Virgilio Bello Rosa para pedirle que le permitiera tener una nevera en la celda.
Había sido el hombre del dinero. Ahora, tras los barrotes, lo abrumaba la soledad del no poder. Compartía su encierro con Luis Ynchausti y Félix Abreu, el primero acusado por malversación de fondos del caso Peme (Programa Eventual Mínimo de Empleo) y el segundo también involucrado en el expediente de la carretera San Juan-Vallejuelo.
Bautista vive en medio de la tormenta y bajo el fuego cruzado, pero no se inmuta. Siempre calla. Cuando lo acusan de corrupción, su arma principal es una media sonrisa que ya aprendió a administrar frente a las cámaras de los noticieros.
En apariencia, se trata de un hombre cortés que moviliza las multitudes, pero a fuerza de “papeletazo”, dicen en San Juan sus antiguos competidores, hoy apabullados por el peso del poder de un hombre que, aseguran, con mucho dinero obtuvo la candidatura a senador.
En 2010 -al asumir la senaduría- el patrimonio declarado de Bautista ascendía a unos 16 millones de pesos, lo que representa un aumento descomunal con respecto al primer mandato del presidente Leonel Fernández, según consta en el acto 4-2010, de fecha 12 de agosto de 2010, firmado por el propio senador peledeísta, por Ricardo Monegro Ramírez (testigo) y Milka Luisa Garrido Jansen (testigo).
Entre sus bienes -los declarados- Bautista tiene equipos y enseres del hogar por 2 millones 100 mil pesos, un apartamento en el Residencial Mairení, en la avenida Luperón 26 (valorado en 6 millones de pesos), la Inmobiliaria y Constructora Rofi, así como la Constructora Hadom-Haití (98% de las acciones) y la Inmobiliaria Hemisferco-Panamá (90%).
Cuando se hacen cálculos, los seis millones del apartamento y los dos millones cien mil de enseres y equipos suman unos ocho millones cien mil.
Como una suerte de Rey Midas criollo, que todo lo convierte en oro, Bautista le jura al Estado y a los contribuyentes, ante el notario y dos testigos, que él, dueño y señor de dos inmobiliarias y una constructora, solo tiene otros 7 millones 900 mil pesos.
Los siete millones, que se supone están en efectivo, son el patrimonio del propietario al 90 por ciento de Hemisferco-Panamá, una empresa con capacidad para poseer, como en efecto tiene, un permiso en fase de evaluación, en la Dirección Nacional de Recursos Minerales de Panamá, para extraer basalto y piedra caliza en los corregimientos de Chilibre y Las Cumbres, según consta en el portal del Ministerio de Comercio e Industrias, República de Panamá. Ver: www.mici.gob.pa/imagenes/pdf/solicitudes_no_metalicas_(1).xls
¿Pero quién es este hombre que mueve los hilos del poder?
Antes del ascenso del Partido de la Liberación Dominicana en 1996, el nombre de Félix Bautista estaba más cercano al sastre que había sido en su natal San Juan de la Maguana que al poderoso funcionario en que llegaría a convertirse.
Félix el Sastre, como le dicen quienes lo recuerdan en su pueblo de Punta Caña, no tenía dinero.
Once años después, en 2007 el Partido Revolucionario Dominicano lo acusó de violar el artículo 37 de la Constitución al concertar de manera irregular un convenio por 130 millones de dólares con la Sun Land Corporation, S.A. Pero el expediente no prosperó debido a un fallo emitido por la Suprema Corte de Justicia.
Su fundación Fundimeso, ubicada en la avenida Bolívar, entrega becas a estudiantes de escasos recursos, algunas provenientes del Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología, según una fuente gubernamental. Asimismo, Bautista sustenta su apoyo popular regalando computadoras a los estudiantes que de alguna manera guarden relación con su proyecto político.
El senador por San Juan se cuida de no revelar sus aspiraciones presidenciales. Quizás, motivado por “la silla” en los últimos años ha insistido en su propia formación. Hizo una maestría cuya tesis de grado resultó ser –según denuncia-un plagio de la que había hecho otro estudiante. Y se armó un escándalo cuando la Universidad Autónoma de Santo Domingo destapó el caso.
En Fundimeso, el senador tiene una de las bibliotecas privadas más completas del Distrito Nacional. Como en un pasadizo de película, al toque de un sencillo botón, los anaqueles se mueven y las luces se encienden para iluminar miles de ejemplares de pasta dura.
Los actos de esa entidad tienen toda la fastuosidad de las ceremonias de Estado. A un llamado de Bautista, algunos ministros se ponen en guardia. “Si Fundimeso vacuna a un niño, va el ministro de Salud”, “Si entrega una mascota, va el ministro de Educación”, asegura una fuente cercana al poder.
“¿De qué corrupción usted me habla?”
Pocos son los que no le temen, como no lo hace Víctor Díaz Rúa, de Obras Públicas, con quien llegó incluso a manotearse en los pasillos del Palacio Presidencial. Aunque luego lo negaron, el “dime y direte” de ambos peledeístas trascendió, del mismo modo en que se supo lo de la remodelación del Palacio de Bellas Artes.
El caso de los parqueos del Palacio de Bellas Artes, cuya construcción tuvo un costo de 1,330 millones 400 mil pesos, cerca del doble de los 700 millones que inicialmente se presupuestaron. En 2008, una investigación de la periodista Edith Febles daba cuenta de que cada uno de los 600 parqueos soterrados les costaron a los contribuyentes 597 mil 783 pesos.
El suntuoso palacio de pisos de mármol italiano y de mobiliario exclusivo es el emblema de la subutilización y de una pobre relación costo-beneficio. Cerca de 1,500 millones de pesos para un lugar que pocos dominicanos utilizan y que no retribuye, en términos materiales, la cuantiosa inversión. Sobre todo si se toma en consideración que la mayoría de las provincias no cuenta con una escuela de Bellas Artes, y en las que existe no disponen de instalaciones adecuadas.
Los medios criticaron entonces al influyente funcionario, pero él se justificó. “¿Mil dólares el metro cuadrado para el Palacio de Bellas Artes es caro? Hay que preguntarles a los críticos dónde viven, si viven en un apartamento de 1,000 dólares el metro cuadrado o de menos. Yo pienso que no es caro, es un precio muy razonable”, argumentó.
Estaba escrito. El ahora poderoso Félix Ramón Bautista Rosario no permitiría que lo señalasen con el dedo acusador. Atrás habían quedado los días en que guardó prisión por violación de los artículos 147, 148, 265, 66, 67 y 166 del Código Penal, por alegado perjuicio económico contra los bienes públicos administrados por funcionarios del Estado, en el Proyecto de Reconstrucción y Ampliación de la carretera San Juan-Vallejuelo.
Una mañana, cuando era aspirante a senador y cuando subía a una yipeta de lujo, una periodista le cuestionó el porqué de la acusación de corrupción que le hacían las feministas.
Y Bautista, que hoy desborda autoconfianza y poder, frunció el seño y le contestó: “¿De qué corrupción usted me habla?”. Y le subió los vidrios.
El Lado Oscuro de la SunLand