Río de Janeiro.- El exdiputado brasileño Roberto Jefferson, quien en 2005 denunció las corruptelas que pusieron en jaque al ahora expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, dejó hoy el penal en el que estaba recluido y pasó a un régimen de prisión domiciliaria.

Jefferson fue el responsable de revelar que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) operaba una vasta red de corrupción durante el primer mandato de Lula y confesó haberse beneficiado de esos ilícitos, por lo que fue hallado culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero y fue condenado a siete años de cárcel.

El político, expresidente del Partido Laborista Brasileño (PTB), obtuvo el beneficio de la reclusión domiciliaria tras cumplir una sexta parte de su pena, catorce meses, y por haber tenido buen comportamiento en la cárcel.

Al salir del penal en el municipio de Niterói, vecino a Río de Janeiro, Jefferson dijo a periodistas que se siente «en paz» después de su tiempo encarcelado.

Jefferson fue uno de los 25 políticos y empresarios condenados en el llamado «juicio del siglo», referido a esos escándalos que causaron una profunda crisis política e hicieron tambalear al Gobierno de Lula en 2005.

Según consideró probado el Supremo, mediante la red de corrupción denunciada por Jefferson el PT financió campañas en forma ilegal y sobornó a dirigentes de otros cuatro partidos, incluido el PTB, a cambio de su apoyo al Gobierno en el Congreso.

Entre los condenados por el escándalo se encontraba el exministro de Presidencia José Dirceu, un estrecho colaborador de Lula, a quien el Supremo consideró como el «jefe» de la red.

Dirceu fue condenado a siete años y once meses de cárcel y desde 2014 está en régimen domiciliario.

A pesar de su estrecha relación con muchos de los condenados, Lula no llegó a ser investigado por falta de pruebas. EFE

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