WASHINGTON,
Pocas relaciones en Washington son tan complejas como la de un presidente y el vicepresidente, una sociedad forjada a partir de las necesidades políticas y a menudo definida por una rivalidad e intereses propios compitiendo.

El presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden han tenido momentos complicados desde que tomaron el poder hace más de seis años. Pero la muerte reciente del hijo de Biden, Beau, ha magnificado ese llamativo vínculo personal entre Obama y Joe Biden, dos hombres de diferentes generaciones y entornos.

«Joe, eres mi hermano», dijo Obama en un discurso sumamente personal en el funeral de Beau Biden el sábado en Delaware. «Cada día agradezco que tengas tan buen corazón y alma, y esa enorme entereza».

La voz de Obama se desquebrajaba en medio de sus palabras, un inusual despliegue de emociones para un presidente que con frecuencia muestra aplomo. Biden, por otro lado, despliega todo tipo de emociones incluso en el más banal de los eventos de la Casa Blanca.

Obama de 53 años, y su vicepresidente de 72 coincidieron durante algunos años en el Senado, pero no eran precisamente cercanos. Luego de obtener la nominación presidencial de partido demócrata en 2008, Obama eligió a Biden como su compañero de fórmula debido, en parte, a que esperaba que los 36 años del senador de Delaware en Washington compensaran su propia inexperiencia.

Una vez en el poder, Obama mostró su confianza en Biden, colocándolo a cargo de asuntos importantes, incluyendo la política en Irak y los estímulos económicos. Biden también llegó a convertirse en la persona responsable de temas como Ucrania y el control de armas.

AP

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