RÍO DE JANEIRO, Brazil.- La expresidenta brasileña Dilma Rousseff volvió el miércoles al ruedo político, menos de un mes después de su destitución, y fue aclamada en un mitin de apoyo a una candidata de izquierda a la alcaldía de Rio de Janeiro.

Vestida con un traje rojo y pantalones negros, Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), subió a un estrado en la Plaza Floriano, más conocida como Cinelandia, junto a la diputada y candidata a edil Jandira Feghali, una de sus mayores defensoras en el proceso que culminó con el impeachment de la mandataria.

Su aparición fue recibida por una ovación de miles de personas, de todas las edades, condiciones sociales y colores, coreando consignas que iban del “Eu te amo” al ya tradicional “Dilma, guerrera de la patria brasilera”.

En su discurso, Rousseff, de 68 años, defendió precisamente la “diversidad” que a su juicio encarna la fórmula integrada “por una mujer y un negro”, en referencia a Feghali, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), y su compañero de candidatura, Edson Santos, del PT, que dirigió la Secretaría de Políticas de Promoción de la Igualdad Racial bajo la presidencia de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).

Rousseff y los demás intervinientes alertaron sobre los riesgos de “retrocesos” en materia de igualdad y de derechos sociales con las políticas impulsadas por el gobierno del presidente conservador Michel Temer, quien la reemplazó cuando la exguerrilera fue destituida por el Congreso, bajo la acusación de haber manipulado las cuentas públicas.

Sus comentarios eran aplaudidos e interrumpidos por gritos de “¡Fuera Temer!”, con los que suele toparse el nuevo mandatario en sus desplazamientos.

Rousseff volvió a denunciar su destitución como “un golpe parlamentario” y dijo sentir “tristeza” por haber sido “víctima de una injusticia”, pero al mismo tiempo “alegría” por las muestras de aprecio que recibía y por la capacidad de “resistencia” de los brasileños.

La expresidenta y Feghali denunciaron igualmente las acciones judiciales abiertas contra Lula, acusado de corrupción y lavado de dinero en la causa Petrobras.

Feghali afirmó que esas denuncias constituían “la segunda fase del golpe, para sacar a Lula de la vida política” e impedirle ser candidato en 2018.

“¡Golpistas, fascistas, no pasarán!”, gritaban sus simpatizantes, enarbolando grandes banderas de partidos de izquierda y de organizaciones sindicales y sociales.

Lula también hará campaña en Río

La primera vuelta de las elecciones municipales de Brasil se celebrará el 2 de octubre y la segunda el 30.

En Rio, encabeza las encuestas Marcelo Crivella, un pastor evangelista, con más de 20 puntos de ventaja sobre todos sus adversarios, entre ellos los de dos listas de izquierda, una constituida por la alianza PCdoB-PT y la otra del Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Pero el PT parece decidido a dar batalla, y Feghali anunció que el próximo lunes el propio Lula vendrá a la ciudad carioca para sumarse a su campaña.

“El apoyo de Dilma es importante, porque fue una guerrera en todos los tiempos”, dijo a la AFP Rosángela Tardelli, una jubilada.

“Si lo detienen a Lula, puede correr sangre”, teme Rosalía de Jesús, una peluquera en la sesentena.

Igor Veloso, un actor de 29 años, cuenta que salió a la calle para defender la “revolución social” que, según afirma, se inició bajo los mandatos de Lula y Rousseff.

“Soy de la Baixada Fluminense (una zona con altos índices de pobreza y criminalidad en el estado de Rio). En mi familia he sido el primero en ir a la universidad. El PT fue el primero en mirar para ese lado”, resumió.

Jorge SVARTZMAN/ EFE

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