BERLÍN.- El Gobierno alemán defendió hoy, ante las críticas recibidas, su decisión de abrir las fronteras del país para permitir el paso de refugiados y aseguró que no hay indicios concretos que prueben que entre los solicitantes de asilo se escondan terroristas del Estado Islámico (EI).

«Claro que existe la posibilidad abstracta de que ocurra, pero no se ha comprobado en ningún caso», afirmo en rueda de prensa el portavoz del Ministerio del Interior alemán, Tobias Plate, después de que el diario Passauer Neue Presse informara de que las fuerzas de seguridad habían identificado a 29 combatientes del EI entre los solicitantes de asilo.

El portavoz pidió no extender la «desconfianza» y la «sospecha generalizada» sobre quienes llegan al país huyendo de la guerra y en busca de un lugar seguro.

Las principales críticas a la gestión de la crisis por parte de la canciller en Alemania no proceden de la oposición, que le reprocha falta de previsión y le insta a mejorar el respaldo a ayuntamientos y estados federados, sino de sus socios conservadores bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU).

Horst Seehofer, el primer ministro de Baviera, uno de los estados federados más afectado por la llegada de miles de refugiados procedentes de Hungría vía Austria, tachó en declaraciones a Der Spiegel la decisión de Merkel de «error» y auguró que Alemania se encontrará pronto en una situación de emergencia no controlable.

Seehofer ha invitado a la próxima reunión de su partido en Baviera al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, uno de los principales críticos de la política de Merkel, a la que ha acusado de haber generado un efecto llamada.

«Hemos perdido el control», advirtió por su parte el exministro Hans-Peter Friedrich, también de la CSU, quien calificó el paso dado por Merkel de un «error político sin precedentes» que tendrá «consecuencias devastadoras a largo plazo».

Según señaló, es difícil de saber cuántos combatientes del Estado Islámico e islamistas radicales hay en las oleadas de solicitantes de asilo; «Estoy convencido de que ningún otro país del mundo sería tan ingenuo como para exponerse a ese riesgo», advirtió.

En la misma línea, el ministro de Finanzas de Baviera, Marksu Söder, advirtió de que la situación comienza a desbordarse y subrayó que las llegadas masivas impiden hacer un control de todas las personas que cruzan las fronteras.

Ante las críticas, la viceportavoz de la Cancillería, Christiane Wirtz, justificó la decisión tomada el fin de semana pasado ante «la situación de emergencia» y en cumplimiento de las «obligaciones humanitarias» que tiene Alemania.

Wirtz recordó que se aprobó esa medida de acuerdo con el Gobierno austríaco y subrayó la «unidad» que mostraron el domingo los socios de la coalición gubernamental -la CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD)-, a los que Merkel citó para abordar la situación.

La viceportavoz no quiso especular sobre hasta cuándo se mantendrán abiertas las fronteras para todos los solicitantes de asilo que están llegando desde Hungría.

Según una encuesta encargada por la segunda cadena de la televisión pública alemana ZDF, el 66 % de los ciudadanos apoya la decisión de Merkel, aunque el 85 % cree que generará un efecto llamada.

El 62 % de los encuestados está convencido de que Alemania puede afrontar ese reto, frente al 35 % que no lo ve posible.

EFE

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