SANTO DOMINGO, RD.- Amín Abel es uno de los más sobresalientes dirigentes revolucionarios y del movimiento estudiantil de la República Dominicana, en cuyo ejemplo se siguen inspirando las nuevas generaciones de activistas de la izquierda revolucionaria, de la lucha social y popular.

Como dirigente estudiantil, Amín fue presidente de la Federación se Estudiantes Dominicanos (FED) en tres ocasiones; formó el grupo Frente Estudiantil Flavio Suero en 1969; y se destacó por su participación en el Movimiento Renovador dentro de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El dirigente emepedeísta participó de manera protagónica en los combates de la Revolución de Abril, así como en la álgida lucha anti-imperialista de la post-guerra, contra las violaciones a los Derechos Humanos y las libertades públicas conculcadas por el régimen de Balaguer.

Mirna Santos revive el terror que sintió una mañana como hoy, hace 45 años, cuando agentes del Servicio Secreto de la Policía Nacional penetraron hasta su casa en busca de su esposo, el dirigente del Movimiento Popular Dominicano, Amín Abel Hasbún. Embarazada, pensó que aquel sería su último día cuando los perpetradores subieron las escaleras de su casa.

La época se caracterizaba por el autoritarismo. “Todos sentimos temor. Era un despliegue de fuerzas terribles y estábamos solos”. Se refiere a ella, el pequeño Ernesto y su esposo, quien momentos después sería asesinado con un tiro de gracia de un revólver calibre 45.

“Eran muchos. Estaba rodeada la manzana completa”, recuerda la viuda, quien define el asesinato de su esposo, que en ese entonces tenía 28 años, como una “gran tragedia humana”, producto de su firme oposición al régimen de Joaquín Balaguer.

Concuerda con la opinión de muchos historiadores de que el detonante para que se decidiera desaparecer físicamente a Abel Hasbún, quien había sido presidente de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), fue el secuestro del coronel Donald J. Crowley, agregado militar de la Embajada de los Estados Unidos, para exigir la liberación de más de una veintena de presos políticos, entre los que se encontraba Maximiliano Gómez, “El Moreno”, secretario general del Movimiento Popular Dominicano (MPD).

“Ellos entendían que Amín había sido el ideólogo” junto a Otto Morales, manifiesta Santos, durante una visita a la tumba de su pareja al Cementerio Nacional de la Máximo Gómez en compañía de su hijo menor, quien nació tres meses después del asesinato del líder revolucionario y que lleva el mismo nombre que su progenitor. También asistieron diversos dirigentes de los movimientos de izquierda dominicanos.

Narra que se sintieron impotentes e indefensos, pues en su casa no contaban con teléfonos ni armas.

El disparo en la cabeza perpetrado por el raso López Acosta, quien fue condenado a cinco años de prisión y puesto en  libertad al cumplir la mitad de la condena, suceso ocurrido aquel jueves 24 de septiembre de 1970, Día de Nuestra Señora de las Mercedes, tomó por sorpresa al joven Amín, sin tiempo para defenderse, y que su afanosa vida de intelectual y revolucionario culminó con una bala en la cabeza que tiñó de sangre las escaleras de su casa, la número 339 de la calle Francisco Henríquez y Carvajal.

Santos lamenta que los autores intelectuales del sangriento asesinato no hayan sido juzgados.

En el año 1991, según publicara entonces el periódico El Nacional, el raso Acosta sufrió un atentado por parte de desconocidos, frente a su casa del sector de Villa Juana de Santo Domingo, en un hecho que nunca fue esclarecido por la Policía Nacional.

El cadáver  de Amín fue velado en la explanada frontal de la Facultad de Ingeniería de la UASD, en tanto que el Consejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo lo declaró “Hijo Ejemplar del Alma Mater”.

La Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UASD, una estación del Metro de Santo Domingo y numerosas calles en los principales pueblos y ciudades de República Dominicana han sido nombradas “Amín Abel” en su honor, mientras que en la universidad del Estado está instituido el premio “Amín Abel Hasbún” a la excelencia estudiantil.

Hoy por hoy, Amín es considerado como uno de los políticos marxistas de más sólida formación teórica. Así se observa en su libro “América Latina busca su camino”, que dejó inconcluso al momento de su muerte. Fue publicado, en el nivel de elaboración en que se encontraba, en noviembre de 1972.

En ese libro, el dirigente político insistía en que “Latinoamérica y cada país en particular tiene que elaborar su propia línea política revolucionaria, aplicando creadoramente a su historia y a su realidad la verdad universal del marxismo-leninismo”.

Insistió en la necesidad de aprender de las experiencias internacionales; pero siempre con miras a “construir nuestro propio camino”. Caracterizó la situación del movimiento revolucionario latinoamericano de su época de la siguiente manera, “Nos encontramos en el momento de la búsqueda y la investigación de nuestra realidad, aplicando a ésta la verdad universal del marxismo–leninismo”.

Su libro llegó hasta el capítulo en que Amín Abel Hasbún analizaba las experiencias de la revolución de Abril y la intervención militar norteamericana de 1965.

Fuentes Nacionales/Redacción Dial.com

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