San Juan, Puerto Rico.-
El representante puertorriqueño en Washington, Pedro Pierluisi, publicó ayer en el diario The New York Times una columna en la que insiste en su tesis de que el «antídoto» a la crisis económica y fiscal que atraviesa Puerto Rico es la anexión a EE.UU., lo que en la isla se conoce como «estadidad».

«Sólo hay un antídoto para lo que aqueja a Puerto Rico: Es hora de convertir a Puerto Rico en el Estado número 51 (de EE.UU.)», afirma en su escrito el también líder del principal partido de la oposición en la isla.

En opinión del comisionado residente en Washington, «para que Puerto Rico prospere tiene que ser tratado con igualdad. Y para ser tratado con igualdad tiene que convertirse en estado».

Añade que «en 2012, los electores de Puerto Rico rechazaron el estatus territorial actual y expresaron su preferencia por la ‘estadidad'». El Congreso de EE.UU. respondió autorizando una consulta avalada por el Gobierno federal, un referéndum que Pierluisi espera que se lleve a cabo en 2017.

«Si los votantes afirman su deseo de admisión, el Congreso tiene que colocar a Puerto Rico en el camino hacia la ‘estadidad'», añade el político, que califica de «inapropiada» la comparación de la situación que atraviesa la isla con la de Grecia.

En ese sentido apunta que Puerto Rico no es un país soberano en una unión monetaria con EE.UU., sino que, desde una perspectiva constitucional, la isla «pertenece» a ese país.

«El Gobierno federal tiene un poder casi absoluto sobre Puerto Rico, pero ha delegado en la isla casi la misma autoridad sobre sus asuntos locales que la que poseen los estados», señala, tras recordar que los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917 y han servido en el Ejército de EE.UU. desde la I Guerra Mundial.

Además, en EE.UU. viven otros cinco millones de individuos de ascendencia puertorriqueña y mientras las condiciones en Puerto Rico se deterioran, «mis constituyentes se están mudando a los estados a un ritmo de 50.000 personas al año», destaca.

«La enfermedad de Puerto Rico es una condición crónica», afirma, ya que «la tasa de desempleo y de pobreza y el ingreso familiar siempre han sido peor que los de cualquier estado».

A su juicio, «la causa principal es la desigualdad», palpable en el hecho de que «los ciudadanos americanos residentes en la isla no pueden votar por el presidente ni por senadores y sólo tienen a un delegado sin derecho al voto en la Cámara federal».

«Es desalentador ver a muchos autoproclamados progresistas que hablan elocuentemente sobre la importancia del derecho al voto, pero callan sobre el tema cuando se trata de Puerto Rico», critica.

De hecho, afirma que el Congreso «rutinariamente» trata a Puerto Rico peor que a los estados, limitando los fondos que envía para seguros de salud o asistencia social, por ejemplo.

«El trato desigual a nivel federal, combinado con la mala gestión a nivel territorial, tienen un efecto perjudicial sobre la economía de la isla», argumenta, para defender a continuación que «un trato más equitativo en los programas federales y créditos contributivos» ayudaría a «cerrar la brecha».

Aunque «a corto plazo, Puerto Rico puede manejar su crisis formulando políticas públicas más inteligentes», en su opinion, «la única solución duradera es la ‘estadidad’

EFE

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