Santo Domingo.

El politólogo y consultor político Belarminio Ramírez Morillo manifestó que los liderazgos dominicanos después que alcanzan la Presidencia de la República y llegan a la cima, entonces no saben colocarse en el pedestal que les tiene reservado la historia, y retornan a competir en escenarios que no están a su nivel.

El escritor y profesor universitario expresó que el expresidente Hipólito Mejía acaba de recibir su lección por no saber escoger el momento en que debió tomar pausa en la búsqueda de la candidatura presidencial.

El analista político señala que lo que acabamos de ver este domingo 26 de abril del 2015, es el capítulo de una telenovela que sólo se firma en la República Dominicana, en que un líder que fue presidente de la República en el período 2000-2004 y perdió en intento de reelección al final de su mandato, volvió a buscar la candidatura presidencial en el 2012, donde perdió de nuevo, y ahora, como si fuera algo natural, ha caído noqueado en unas elecciones internas por su hijo político quien fue su compañero de boleta en la contienda electoral del 2012.

Belarminio Ramírez adujo que el presidente Leonel Fernández sino despierta a tiempo podría correr la misma suerte de bajar de liga a mayor a competir con subalternos en liga menor, a competir con liderazgos de una generación que se han desarrollado bajo su amparo y que el sentido común indica que él debe comportarse como padrino y protector de ellos.

El politólogo dijo que son los liderazgos los principales responsables de que la sociedad dominicana no haya avanzado más en materia de institucionalidad democrática, ya que los partidos políticos son la espina dorsal de la democracia, y si en el interior de estos no es posible la institucionalidad y la alternabilidad, esa conducta se transfiere a las esferas públicas.

El estudioso del marketing político y el comportamiento electoral lamenta que los liderazgos políticos dominicanos no hayan sido capaces de pasar a la fase de la reproducción política en que se triunfa y se gana satisfacción viendo a sus discípulos triunfar y a sus organizaciones encauzar los procesos de cambios y desarrollo.

Dijo que el caso Hipólito Mejía y el caso pudiera darse con Leonel Fernández no encajan en los paradigmas de comportamiento de Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Pena Gómez, ya que estos tres líderes estaban posicionados por encima de sus organizaciones partidarias y eran los electores que no percibían ningunas otras opciones en sus repetidos partidos frente a ellos.

Recordó que Hipólito Mejía siendo presidente de la República en su propósito de hacer del PRD un traje a su medida les dio un golpe institucional a la dirección de su partido, algo parecido a lo que se está cocinando en el PLD cuando una parte de sus legisladores se han levantado en contra de una disposición sabía y sinérgica con el deseo de la inmensa mayoría de la población dominicana que ha tomado el Comité Político de esa entidad, organismo que hasta el momento ha dado cátedras de relaciones armónicas partido-gobierno lo que ha generado climas de confianza y credibilidad en todas las esferas sociales.

El politólogo dijo esperar impacientemente que un día la República Dominicana tenga liderazgos políticos que se comporten como buenos padres de familia, que no obstruyan el proceso natural de relevo y se sientan felices y satisfechos cuando sus discípulos triunfen.

“Estos líderes nuestros llegan a Presidente de la República, y cuando salen del poder, en vez de vivir felices, satisfechos y gozando por los éxitos alcanzados, entonces se convierten en barreras para evitar que sus discípulos crezcan. Es como una patología que considerábamos que estuviera superada para estos tiempos.” Reflexionó el escritor y académico.

El estudioso del liderazgo y la conducta política expresó que a diferencia de otros países en que los líderes desde antes de dejar la presidencia ya tienen bien definido a qué se dedicarán, en el caso dominicano, aunque tengan a qué dedicarse, optan por comportarse como enfermos de poder.

Belarminio Ramírez puso el ejemplo del doctor Leonel Fernández Reyna, quien siendo Presidente de la República, se esmeró en crear una Fundación (FUNGLODE) que además de Escuela de Pensamiento es una Universidad, que les ha servido de escenario a los principales liderazgos e intelectuales de todos los continentes, y sin embargo, ahora deja entrever que no se siente cómodo siendo Presidente de FUNGLODE y Presidente del PLD, a la vez.

Percibe que Leonel está siendo víctima de un entorno que no les permite avanzar, ni tampoco les dejan en tranquilidad para que se coloque en el sitial que la historia le tiene reservado. Es un entorno que en su inmensa mayoría los puestos que tienen se los dio Leonel, y ahora ellos, en vez de ponerse a su disposición para que él como líder sabio decida la agenda conveniente para el futuro, lo que han hecho es pretender colocarlo entre la espada y la pared presionándolo para que lance una precandidatura. Más que en el futuro y bienestar de Leonel, ellos están pensando en sus puestos. Parten de la lógica que si Leonel es candidato le garantiza sus espacios de poder, y si Leonel no fuera a ser el candidato, entonces provocan una crisis interna, como acaban de producirla enfrentando al Comité Político, sin importar que la actitud dañe al PLD, dañe al liderazgo de Leonel y dañe a la partidocracia. Todo en nombre de una supuesta lealtad que en el fondo no es tal.

Expresó que si Leonel no se deja guiar por su propia visión, podría ser el protagonista del capítulo siguiente de la telenovela en que un líder después ocupar por tres períodos la Presidencia de la República, después de haber sido el eje central de dos triunfos congresionales y municipales de su partido, y después de haber sido la pieza clave en el triunfo de su sucesor, ahora se expone a reducirse y empequeñecerse participando en un proceso interno como cabecilla de una tendencia , y dañando su principal legado a la democracia –que es el PLD-, organización que orientada por el estilo de su liderazgo se ha convertido en la principal fuerza partidaria de la Nación.

Adujo que los legisladores del PLD, si en verdad son peledeistas que respetan a su partido y son leales a su líder Leonel Fernández, deben actuar acorde con la línea trazada por el Comité Político, y en vez de estar haciendo resabios, deben enfocarse en persuadir a legisladores de otros partidos que en privado les han venido manifestando la conveniencia para el país de que Danilo Medina siga en el poder por un segundo período.

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