Santo Domingo,

Aunque el fenecido Pablo Jaime Martínez, padre del nuevo inmortal de Cooperstown no tuvo el honor de ver a su hijo vivir su más importante día de su existencia, el nativo de Manoguayabo no olvida lo que hizo junto a su madre Leopoldina para que ayer cosechara su más grande logro: la inmortalidad en las Grandes Ligas.

“Ellos son la base de lo que soy hoy de la educación y valores que me han dado”, dijo Martínez en referencia a sus progenitores durante la conferencia de prensa celebrada ayer y transmitida por MLB.com en el estadio Fenway Park, donde forjó su mayor legado como integrante de ese equipo luego de que se diera a conocer su elección al templo de los inmortales con 500 votos para un 91.1 por ciento en su primera aparición en las boletas, superando el 75 por ciento requerido para merecer tal distinción.

Su padre murió en julio del 2008 a los 79 años luego de batallar con un cáncer en el cerebro por un largo tiempo.

En el momento en que sonó su teléfono para informarle de que tenía un espacio reservado en el olimpo del béisbol, admitió que los primeros nombres que le llegaron a su mente fueron sus padres.

“Fue mi madre en la primera persona, y en mi padre que ya no está, al mismo tiempo quise darle gracias a Dios con mi familia, amigos y agentes, hacer una cadena de oraciones para que le llegué a Dios primero porque le tenemos gracia y respeto”, expresó Martínez, quien ya deberá empezar a redactar su discurso para la ceremonia de exaltación que se celebrará el domingo 26 de julio.

“Me siento orgulloso, humildemente. se lo dedicó a todo aquel que admira lo que hacemos, espero que llegue el tercero, cuarto quinto muy pronto y no esperar tanto tiempo”, dijo.

El tres veces ganador de Cy Young nunca tuvo un fornido cuerpo. Sin embargo, su mayor fortaleza fue la voluntad de sobreponerse a las limitaciones económicas y físicas con las que contaba cuando inició su carrera.

“Cada vez que alguien se sienta en mi país como que necesita buscar fuerzas, que me miren a mi. Soy una señal de esperanza”, dijo el dominicano que se unió a Juan Marichal exaltado en el 1983 como los dos únicos representantes de la República Dominicana con placa en un pequeño pueblo de Nueva York llamado Cooperstwon con alrededor de 3 mil habitantes.

Freddy Ortiz Pujols

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