El avance científico tecnológico experimentado por la humanidad en los últimos 25 años ha hecho que el mundo viva en coordenadas internacionales.

Hoy día la prosperidad de las naciones depende cada vez menos de sus recursos naturales y cada vez más de sus sistemas educativos, sus científicos y sus innovadores.

Venezuela, con grandes extensiones de tierras (900 mil kilómetros cuadrados), recursos naturales abundantes que incluyen grandes reservas de petróleo, su producción total (PIB Total) en 2014 según el PNUD fue de 415 mil millones de dólares; mientras que la isla de Taiwán, con un territorio 27 veces menor que Venezuela (36 mil kilómetros cuadrados y 23 millones de habitantes), duplicó la producción de Venezuela, alcanzando la cifra de 876 mil millones de dólares.

La diferencia es simple: Taiwán invierte el 3% de su producción en Investigación y Desarrollo (26 mil millones de dólares) y es el décimo país más innovador del mundo, según la prestigiosa compañía estadounidense “Bloomberg L.P”, que elabora el índice mundial de innovación. En 2013, los taiwaneses solicitaron ante las autoridades de EEUU el registro de más de 20 mil patentes.

Para calcular este índice la Bloomberg considera siete factores: la investigación y el desarrollo, la productividad, la alta tecnología y capacidad de producción, la fabricación de bienes de alto valor añadido, la concentración de la investigación, la eficiencia terciaria que mide la tasa de matriculación de estudiantes para recibir educación post-secundaria y su especialización, y el registro de patentes.

Según un informe publicado por CNN Expansión, los taiwaneses tienen más poder adquisitivo que los japoneses o británicos, y su calidad de vida se encuentra entre las más altas del Continente Asiático. Cualquier persona que posea un dispositivo electrónico probablemente utilice algo hecho o diseñado, al menos en parte, por una compañía taiwanesa.

En cambio Venezuela, invierte muy poco en investigación y desarrollo y no aparece en el ranking de los países innovadores, y en el año 2003 por ejemplo, solo registró en Estados Unidos 20 patentes.

Winston Leonard Spencer Churchill, notable estadista, orador, político y líder británico, lo dijo de manera elocuente y visionaria, hace 50 años: “Los imperios del futuro son los imperios de la mente”.

Medio siglo después de la muerte de Winston Churchill, los países y los individuos que aprendieron a leer y a escribir el nuevo lenguaje del código digital, se han convertido en grandes imperios económicos. Y los que se han mantenido a distancia de los cambios tecnológicos, han pasado a ser cada vez más pobres. Hoy prevalece el negocio de las ideas. El valor agregado se basa en el conocimiento que es más importante que la mano de obra. En los procesos industriales complejos como la fabricación de automóviles, los programas y los equipos tecnológicos utilizados, son más costosos que la materia prima.

Hoy un joven con una idea brillante y un poco de suerte, puede construir un imperio económico en una década.

William Henry Gates, conocido como Bill Gates, a los 44 años de edad, tenía una fortuna superior a las reservas en oro de Estados Unidos en Fort Knox, donde se almacena de forma oficial desde 1937 gran parte de las reservas de oro de Estados Unidos y de otros países del mundo. En la actualidad, con 59 años, Bill Gates es la persona más rica del planeta, un título que ha mantenido por 16 de los últimos 21 años. Su fortuna se estima en 79,200 millones de dólares.

Otros, como Carlos Slim Hélu, mexicano, propietario de Telecom, y los norteamericanos Mark Zuckerberg con 30 años, propietario de Facebook, y Larry Page y Sergei Brin, dueños de Google, ambos con 41 años de edad, están dentro de los 20 personajes más ricos de 2015. La fortuna total de estos personajes se estima en 900 mil millones de dólares, equivalente a la producción total del año 2014 de 28 países de América Latina.

Según informes de las Naciones Unidas, ONU, el 53% de las riquezas generadas en el mundo en los últimos 20 años ha ido al 1% más rico de la población.

Según el Periódico New York Times, los bancos suizos en un informe sobre los “ultra ricos”, establecen que 200 mil personas (0.1%) son propietarios del 46% del Producto Bruto Mundial, mientras que el 50% de la población del mundo tiene el 1% del PIB del mundo. De ahí que el Foro de Davos 2014 consideró que “la brecha entre ricos y pobres es la más probable amenaza que la economía mundial enfrentará en los próximos años”.

Las riquezas generadas por estas 20 personas se basan fundamentalmente en el conocimiento tecnológico, la investigación y el desarrollo, que son la clave para ganar la guerra a la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.

Juan Enrique Cabot, escritor norteamericano de origen mexicano, en su libro “Mientras el Futuro te Alcanza”, estableció que hasta fi nes del siglo XIX, la diferencia entre lo que una persona producía en los países más ricos en relación con una persona de los más pobres era de 5 a 1. Ahora, con la productividad basada en el conocimiento y la tecnología, la diferencia es de 427 a 1.

Los gobiernos latinoamericanos deben entender que las tecnologías les impactan a diario y cambian su futuro, y que el desarrollo económico de sus naciones depende de una economía conducida por la tecnología. Latinoamérica tiene que educar para innovar si quiere salir de la pobreza.

Por eso les invito a leer el libro “Crear o morir. La esperanza de Latinoamérica y las 5 claves de la innovación”, de Andrés Oppenheimer, periodista y escritor de origen argentino, considerado por la revista “Foreign Policy en Español” como uno de los 50 intelectuales latinoamericanos más infl uyentes.

En la obra, Oppenheimer analiza múltiples temas relacionados con la necesidad que tienen los países latinoamericanos de fomentar la cultura de la innovación si quieren insertarse con éxito en la economía del conocimiento.

El arte de reinventarse, los innovadores sociales, los secretos de la innovación y la nueva revolución industrial son de los temas que trata en su libro, haciendo uso de su lenguaje sencillo y directo y apoyándose en entrevistas y encuentros con expertos creadores de sistemas y productos innovadores.

En la próxima entrega, hablaremos del libro de Andrés Oppenheimer.

Artículo realizado por FÉLIX BAUTISTA y publicado por listindiario.com

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