SEÚL.- Corea del Norte y Corea del Sur alcanzaron este martes un acuerdo para poner fin a una tensa crisis militar después de tres días de maratonianas reuniones de alto nivel, anunciaron los negociadores de Seúl.

Según el acuerdo, Pyongyang ha accedido a lamentar su ataque con minas del día 4 que provocó un intercambio de fuego de artillería y prometió hacer esfuerzos para no recurrir a más provocaciones, explicó a los periodistas Kim Kwan-jin, director de la Oficina de Seguridad Nacional de Corea del Sur.

Por su parte, Seúl acordó apagar a las 12.00 hora local del martes (03.00 GMT) los altavoces que emiten propaganda en la frontera contra el régimen de Kim Jong-un.

Corea del Sur comenzó las transmisiones propagandísticas hacia el Norte a principios de este mes por primera vez en 11 años, como represalia por la colocación de las minas terrestres.

El Gobierno de Corea del Norte había amenazado con un ataque armado en caso de que no se pusiera fin a estas transmisiones, que considera un insulto a su dignidad.

Altos representantes de las dos Coreas llegaron al acuerdo tras negociar desde el pasado sábado de manera prácticamente ininterrumpida en la Aldea de la Tregua de Panmunjom, ubicada en la frontera del paralelo 38.

El principal representante de Seúl en las negociaciones calificó el gesto de Pyongyang de admitir los ataques como «muy significativo», según confirmó a Efe un funcionario de Defensa en Seúl.

Hasta ahora Corea del Norte había negado su implicación en el incidente de las minas y aseguraba que no disparó proyectil alguno, acusando a Seúl de haber inventado los hechos.

En el acuerdo de hoy el régimen de Kim Jong-un declaró nulo el «casi estado de guerra» en el que se había declarado tras el intercambio de artillería del pasado jueves.

Los representantes de ambos países también dieron un importante paso adelante hacia la mejora de las relaciones bilaterales al comprometerse a celebrar conversaciones en Seúl o en Pyongyang en una fecha próxima, según reveló el portavoz surcoreano.

Asimismo, acordaron organizar a principios de septiembre una reunión entre las delegaciones de la Cruz Roja de ambos lados para organizar a finales de ese mes una nueva ronda de reuniones de familias separadas desde la Guerra de Corea (1950-53), que sería la primera en más de un año y medio.

Estados Unidos celebró el acuerdo de hoy, que esperó que contribuya a «rebajar las tensiones en la península» de Corea, y atribuyó buena parte del éxito a los «incansables esfuerzos» de la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, según anunció el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.

Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, dio una «cálida bienvenida» al pacto y expresó su esperanza de que éste impulse un diálogo sobre la cuestión nuclear entre ambos países.

Las maratonianas negociaciones 2+2 que permitieron un acuerdo esta madrugada han estado protagonizadas por cuatro de los altos cargos más influyentes de Seúl y Pyongyang.

Frente a Kim Kwan-jin, que impuso en 2010 duras sanciones al Norte tras dos ataques militares -entonces como ministro de Defensa- se sentó Hwang Pyong-so, vicemariscal y director del buró político del Ejército Popular de Corea del Norte, considerado «número dos» del Estado comunista.

Por su parte, Hong Yong-pyo y Kim Yang-gon son respectivamente los máximos responsables de las relaciones intercoreanas de Sur y Norte.

Norte y Sur permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-53), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un tratado de paz definitivo.

Como herencia de aquel conflicto, Estados Unidos mantiene 28.500 militares en Corea del Sur y está comprometido a defender a su aliado en caso de producirse un conflicto armado con el régimen del Norte.

EFE

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