San Juan, Puerto Rico.

La imagen que se tiene de Bob Marley en su tierra natal dista mucho de la que existe en el resto del mundo, donde no sólo es el máximo exponente del reggae, sino también del movimiento rastafari, del consumo de marihuana y de Jamaica en sí.

Así coinciden en apuntar distintos expertos jamaiquinos consultados por Efe, entre ellos Ray Hitchins, profesor de la Unidad de Estudios de Reggae del Instituto de Estudios del Caribe, de la Universidad jamaiquina de West Indies.

«Mientras en el extranjero se piensa que Bob Marley es una superestrella, en Jamaica es visto a la par que muchos otros artistas del género», explica en conversación telefónica este experto.

«Debemos entender que los jamaiquinos no tienen la mentalidad de superestrellas. Aquí las celebridades no se ponen en un pedestal, como ocurre en otras partes del mundo», añade.

Efectivamente, los jamaiquinos son conscientes del tirón turístico y promocional que tiene la figura del fallecido Bob Marley, que el próximo viernes hubiera cumplido 70 años, y saben que es su ciudadano más conocido a nivel internacional.

Sin embargo, con ojos extranjeros, resultan escasos los festejos programados en la isla para homenajear el natalicio de Marley, que murió a los 36 años sin haber siquiera publicado aún «Legend» (1984), el álbum de reggae más vendido de todos los tiempos, con más de 25 millones de copias en todo el mundo.

Un simposio en el Museo de Bob Marley, con presencia de expertos y familiares el mismo día 6, fecha de su cumpleaños, y un multitudinario concierto el día 7, son los dos únicos grandes actos oficiales programados en Jamaica.

Y es que, a nivel nacional, el cantante jamaiquino comparte el reconocimiento de ser un buen exponente del género junto con otros muchos artistas locales, que trataron temas similares en sus letras, como Dennis Brown, Gregory Isaacs, Peter Tosh -que formó parte de Bob Marley & The Wailers- y John Holt.

Sin embargo, la visión del productor británico Chris Blackwell ayudó a catapultar la imagen y música de la leyenda del reggae, al distinguirlo de los demás al comercializar sus temas a nivel internacional.

«Uno de los mayores atractivos de la historia de Bob Marley es su propia historia: su origen humilde y cómo transmitía su esencia, porque eso lo hizo conectar con las masas fuera de su país, mientras que en Jamaica no llamaba tanto la atención», expresó Hitchins.

El experto en etnomusicología enfatizó que con su primer álbum «Catch a Fire», Bob Marley y su grupo cobraron notoriedad al presentar canciones que desafiaban el statu quo en tiempos en que se daban múltiples movimientos de descolonización en el mundo.

«Él era políticamente consciente. Estaba adelantado a su tiempo», dijo, tras destacar el hecho de que el músico abordara el asunto de la supremacía blanca a partir de la publicación de su primer álbum en 1972, justo una década después de que Jamaica se independizara del Reino Unido.

De hecho, el cantante fue uno de los primeros artistas de reggae en admitir públicamente que era rastafari, una religión que promueve la supremacía negra y las raíces africanas, y lo dejó ver en sus temas.

Ello quizá no le ayudó a ganarse a todo el público nacional, donde los rastafaris aún eran discriminados, pero sí a nivel internacional, donde se sabía poco sobre este movimiento.

A juicio del experto, Bob Marley es más famoso ahora que antes de fallecer, en 1981, y ello se debe en gran parte a la comercialización sistemática -promovida por su propia familia- de su imagen hasta convertirlo en un «sinónimo de Jamaica».

La venta de camisas, álbumes y hasta productos como café y cannabis bajo la marca de Bob Marley son, en opinión de Hitchins, un indicio de que su popularidad continuará en ascenso.

«Su legado no está completo. Su influencia aún crece y se expande. Aún no ha alcanzado su máximo potencial», defiende.

Efe

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