EFE
Al menos 29 personas fueron detenidas y se han requisado numerosas armas de fuego tras los tiroteos, saqueos e incendios ocurridos esta madrugada en Ferguson, en las protestas por la decisión judicial de no imputar al policía blanco que mató a un joven negro en esa ciudad de Misuri.

La decisión del gran jurado de no acusar por falta de pruebas al agente blanco Darren Wilson por haber disparado y matado el pasado 9 de agosto al joven negro Michael Brown desató esta madrugada los violentos disturbios, mientras otras grandes ciudades estadounidenses se solidarizaron con protestas pacíficas.

En una improvisada rueda de prensa, el jefe local de Policía, Jon Belmar, dijo hoy que los disturbios eran aún más graves que los ocurridos en agosto pasado, aunque se felicitó de que nadie hubiera resultado muerto, según la edición digital del diario local St. Louis Post-Dispatch.

«No ha quedado nada» entre las avenidas de Florissant oeste y Solway con la carretera Chambers. Estoy francamente desolado», añadió Berlmar al describir el escenario de las protestas.

Belmar explicó que él y el capitán de la Patrulla de Policía estatal Ron Johnson tuvieron suerte no de ser alcanzados, dada la intensidad de los disparos en algunos de los lugares que visitaron durante la noche.

Indicó que había escuchado al menos 150 disparos y admitió que los oficiales evitaron situar a agentes en los bloqueos de carreteras por la intensidad del fuego de armas.

Dos coches-patrulla fueron incendiados, según el recuento provisional de daños realizado por el diario local, que añade que además de varios negocios quemados, al menos doce coches de un concesionario fueron incendiados.

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La tienda de una estación de servicio próxima también fue quemada, agregó el diario.

Sobre las 02.00 hora local (8.00 GMT) cinco autobuses con reservistas de la Guardia Nacional llegaron al lugar donde los enfrentamientos eran más intensos.

Más tarde, la Policía Local informó a través de su cuenta en twitter de que la avenida principal había sido reabierta al tráfico.

Por su parte, el gobernador de Misuri, Jay Nixon, difundió un comunicado en el que anunció un aumento de la dotación policial para controlar los saqueos y disturbios.

Los vehículos y edificios en llamas, con comercios saqueados y enfrentamientos entre manifestantes son un nuevo episodio de la ola de disturbios raciales que desató el verano pasado en Ferguson, tras la muerte de Brown.

Estas localidad, en San Luis, estaba desde la semana pasada bajo máxima alerta, con el FBI y la Guardia Nacional preparados para intervenir si las protestas convocadas para esta noche derivaban en graves disturbios.

El estallido de la violencia era precisamente el escenario que habían pedido evitar los familiares de Brown que, a pesar de estar «profundamente decepcionados» por el fallo judicial, dijeron en un comunicado que «responder a la violencia con violencia no es la respuesta».

Las protestas trascendieron Ferguson y se extendieron a Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Washington DC, Oakland y otras grandes ciudades del país, con un tono fundamentalmente pacífico salvo algunos incidentes aislados.

En la capital, más de 300 personas pidieron «justicia» frente a la Casa Blanca, mientras que la Policía activó protocolos especiales por temor a disturbios.

Tras escuchar la versión de 60 testigos, el gran jurado decidió que no existe «causa probable» para imputar al agente, que el 9 de agosto disparó en repetidas ocasiones al joven de 18 años, desarmado, en circunstancias por esclarecer.

Los cargos que podría haber enfrentado Wilson abarcaban desde un máximo de 4 años de cárcel por homicidio involuntario a cadena perpetua o pena de muerte por asesinato en primer grado.

EFE
Redacción Internacional

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