BOGOTÁ, COLOMBIA.- Unas 250.000 personas vinculadas a la industria del petróleo han perdido su empleo en todo el mundo a causa de la crisis de los precios del crudo, según estimó en una entrevista con Efe el presidente para América y gerente de la división Oil & Gas de la cazatalentos Hays, John Faraguna.

«En términos generales, las empresas que están ofreciendo empleos, y sus vacantes, se han reducido a la mitad», añadió Faraguna, quien advirtió que, aunque «es una tendencia global», Latinoamérica, África y Oriente Medio son los más afectados.

Para el ejecutivo de Hays, una empresa británica dedicada a reclutar recursos humanos en más de 30 países, el hecho de que esas zonas geográficas sean ricas en materias primas hace que «sufran más por su dependencia al crudo y su necesidad de explotarlo».

Los precios del petróleo han descendido por debajo de los 50 dólares el barril desde los más de 110 dólares registrados a mediados de 2014, entre otras causas por una oferta excesiva frente a una debilitada demanda mundial.

Y cuando los precios están bajos, las compañías petroleras optan por reducir sus trabajos exploratorios, «para privilegiar la producción y generar ingresos».

Por ese motivo, explicó, los geofísicos han sido los profesionales que más han sentido los recortes de personal, seguidos de empleados de áreas como las de producción y administrativas.

No solo se han perdido puestos de trabajo, sino que se ha registrado un importante estancamiento de los salarios en la industria de los hidrocarburos, «después de años de incrementos salariales año tras año, incluso muy superiores a la inflación de cada país».

La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores petroleros afecta a otros sectores industriales.

«Aunque ahora en los países haya una percepción, incluso en Estados Unidos, de que los bajos precios del petróleo son buenos para los consumidores, el impacto en las empresas manufactureras que suplen la industria del petróleo ha sido muy grave», explicó.

Sin embargo, aclaró que las petroquímicas y las refinerías no han visto ni verán afectado su rol en la industria, pues a pesar de las bajas en los precios su trabajo continúa.

Según cifras de Hays, antes de la crisis por lo menos el 35 % del total de las vacantes que las grandes empresas ofrecían era del sector petrolero, pero ahora no representa ni el 10 %.

«Como es natural, el número de puestos que ofrecemos se ha reducido dramáticamente, mientras que el total de personas que ahora buscan trabajo se ha incrementado de manera fuerte», explicó.

Según Faraguna, la situación no va a empezar a cambiar hasta dentro de 6 ó 12 meses, cuando «el barril de petróleo podría alcanzar un precio de unos 60 o 70 dólares».

«Tener unos vastos recursos es una bendición y una maldición. Cuando los precios están altos, todo está bien, se puede invertir en el país, en las infraestructuras, pero cuando los precios bajan, las economías sufren», consideró.

Faraguna apuntó que todo este «panorama» ha hecho además que «la confianza en la industria se haya reducido significativamente».

Sobre el caso de corrupción enquistado en la petrolera estatal brasileña Petrobras, con desfalcos superiores a los 2.000 millones de dólares según cifras de la misma compañía, el ejecutivo fue enfático en asegurar que «ha minado» la visión del sector.

«El nivel de confianza en Petrobras y también en el Gobierno brasileño ha recibido un gran golpe. Nuestro negocio en Brasil, que está más allá de solo reclutar empleados para ese sector (el petrolero) se ha reducido en un 30 % este año», aseguró.

En el caso de Venezuela, aunque Hays no tiene negocios en ese país, opinó que el Gobierno «se encuentra en problemas» por «su dependencia de los beneficios petroleros para satisfacer sus necesidades sociales».

Un aspecto positivo, según Faraguna, es que «es un buen momento para que las compañías encuentren el talento que ahora está desocupado, que antes no tenían y que necesitarán en unos años cuando la industria se estabilice».

También aconsejó estudiar las facilidades que presentan los trabajos de medio tiempo para «retener a los empleados» y evitar la tendencia recurrente de «todos o ninguno» de la industria.

«Estoy seguro que así veremos en el futuro a unas empresas petroleras adecuándose al panorama mundial y ajustando sus gastos», concluyó.

EFE

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