YOLA, Nigeria

Cientos de mujeres y niñas, muchas de ellas confundidas y traumatizadas, fueron registradas y alimentadas y recibieron atención médica en el primer día después de ser rescatadas de la zona de guerra.

El grupo de 275 mujeres y niñas forman parte de las casi 700 personas rescatadas la semana pasada por los militares nigerianos de manos de los extremistas islámicos de Boko Haram, y las primeras en ser transportadas a la seguridad de un campamento de refugiados de Malkohi en Yola, en el nordeste del país.

Las autoridades seguían registrando a 61 mujeres y 214 menores, casi todas niñas. Muchos bebés y niños desnutridos recibieron suero intravenoso en la clínica y 21 fueron hospitalizados debido a que presentaban heridas de bala o miembros fracturados, dijo un dirigente del campamento.

Por medio de entrevistas, las autoridades tratan de determinar de dónde son las mujeres y los niños. No parece que ninguna de las rescatadas sea del grupo de más de 200 colegialas secuestradas por Boko Haram hace un año en la ciudad de Chibok, dijo un funcionario.

«En base a los registros hasta ahora, ninguna es de Chibok», afirmó Zakari Abubakar, líder del equipo del campamento de Malkohi, de la Agencia Nacional de Emergencias.

Las mujeres y niños fueron rescatados por los militares del bosque Sambisa, el último bastión de los extremistas islámicos, y tuvieron que viajar tres días en camiones abiertos de los militares hasta llegar a Malkohi.

Los militares nigerianos dijeron que fueron rescatados cuando destruyeron más de una docena de campamentos de los insurgentes.

El sábado por la noche, cuando las mujeres llegaron al campamento, parecían demasiado agotadas y confundidas como para darse cuenta de que estaban a salvo, o para narrar su odisea en manos de los extremistas. Hicieron fila para recibir té, agua y hojas de baobab.

Las mujeres y niñas fueron secuestradas cuando Boko Haram se adueñó de un vasto sector del nordeste de Nigeria el año pasado y declaró un califato islámico. En ese entonces los soldados nigerianos huyeron ante el avance de los rebeldes quejándose de que carecían de municiones y alimentos suficientes para combatir, y dejaron a los civiles inermes antes una insurgencia que ha dejado un tendal de 10.000 muertos el año pasado. Un millón y medio de personas fueron desplazadas de sus hogares.

La situación ha experimentado un giro drástico en las últimas nueve semanas con un aporte nuevo de armas, incluso helicópteros artillados, y una coalición con países vecinos que trajo soldados de Níger, Chad y Camerún.

AP

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